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Spanish RV 1909 Bible | ||
Chapter # | Verse # | Verse Detail |
1 | 1 | ¡COMO está sentada sola la ciudad populosa! La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda, La señora de provincias es hecha tributaria. |
1 | 2 | Amargamente llora en la noche, y sus lágrimas en sus mejillas; No tiene quien la consuele de todos sus amadores: Todos sus amigos le faltaron, volviéronsele enemigos. |
1 | 3 | Fuése Judá, a causa de la aflicción y de la grandeza de servidumbre; Ella moró entre las gentes, y no halló descanso: Todos sus perseguidores la alcanzaron entre estrechuras. |
1 | 4 | Las calzadas de Sión tienen luto, porque no hay quien venga á las solemnidades; Todas sus puertas están asoladas, sus sacerdotes gimen, Sus vírgenes afligidas, y ella tiene amargura. |
1 | 5 | Sus enemigos han sido hechos cabeza, sus aborrecedores fueron prosperados; Porque Jehová la afligió por la multitud de sus rebeliones: Sus niños fueron en cautividad delante del enemigo. |
1 | 6 | Fuése de la hija de Sión toda su hermosura: Sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto, Y anduvieron sin fortaleza delante del perseguidor. |
1 | 7 | Jerusalem, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudase, Se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones, Y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos: Miráronla los enemigos, y escarnecieron de sus sábados. |
1 | 8 | Pecado cometió Jerusalem; por lo cual ella ha sido removida: Todos los que la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza; Y ella suspira, y se vuelve atrás. |
1 | 9 | Sus inmundicias en sus faldas; no se acordó de su postrimería: Por tanto ella ha descendido maravillosamente, no tiene consolador. Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido. |
1 | 10 | Extendió su mano el enemigo á todas sus cosas preciosas; Y ella ha visto entrar en su santuario las gentes, De las cuales mandaste que no entrasen en tu congregación. |
1 | 11 | Todo su pueblo buscó su pan suspirando; Dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entretener la vida. Mira, oh Jehová, y ve que estoy abatida. |
1 | 12 | ¿No os conmueve á cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; Porque Jehová me ha angustiado en el día de la ira de su furor. |
1 | 13 | Desde lo alto envió fuego en mis huesos, el cual se enseñoreó: Ha extendido red a mis pies, tornóme atrás, Púsome asolada, y que siempre tenga dolor. |
1 | 14 | El yugo de mis rebeliones está ligado por su mano, Enlazadas han subido sobre mi cerviz: ha hecho caer mis fuerzas: Hame entregado el Señor en sus manos, contra quienes no podré levantarme. |
1 | 15 | El Señor ha hollado todos mis fuertes en medio de mí; Llamó contra mí compañía para quebrantar mis mancebos: Como lagar ha pisado el Señor á la virgen hija de Judá. |
1 | 16 | Por esta causa yo lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas; Porque se alejó de mí consolador que dé reposo á mi alma: Mis hijos son destruídos, porque el enemigo prevaleció. |
1 | 17 | Sión extendió sus manos, no tiene quien la consuele; Jehová dió mandamiento contra Jacob, que sus enemigos lo cercasen: Jerusalem fué en abominación entre ellos. |
1 | 18 | Jehová es justo; que yo contra su boca me rebelé. Oid ahora, pueblos todos, y ved mi dolor: Mis vírgenes y mis mancebos fueron en cautiverio. |
1 | 19 | Dí voces á mis amadores, mas ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, Buscando comida para sí con que entretener su vida. |
1 | 20 | Mira, oh Jehová, que estoy atribulada: mis entrañas rugen, Mi corazón está trastornado en medio de mí; porque me rebelé desaforadamente: De fuera deshijó el cuchillo, de dentro parece una muerte. |
1 | 21 | Oyeron que gemía, y no hay consolador para mí: Todos mis enemigos han oído mi mal, se han holgado de que tú lo hiciste. Harás venir el día que has anunciado, y serán como yo. |
1 | 22 | Entre delante de ti toda su maldad, Y haz con ellos como hiciste conmigo por todas mis rebeliones: Porque muchos son mis suspiros, y mi corazón está doloroso. |
2 | 1 | ¡COMO oscureció el Señor en su furor a la hija de Sión! Derribó del cielo á la tierra la hermosura de Israel, Y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su ira. |
2 | 2 | Destruyó el Señor, y no perdonó; Destruyó en su furor todas las tiendas de Jacob: Echó por tierra las fortalezas de la hija de Judá, Deslustró el reino y sus príncipes. |
2 | 3 | Cortó con el furor de su ira todo el cuerno de Israel; Hizo volver atrás su diestra delante del enemigo; Y encendióse en Jacob como llama de fuego que ha devorado en contorno. |
2 | 4 | Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, Y mató toda cosa hermosa á la vista: En la tienda de la hija de Sión derramó como fuego su enojo. |
2 | 5 | Fué el Señor como enemigo, destruyó a Israel; Destruyó todos sus palacios, disipó sus fortalezas: Y multiplicó en la hija de Judá la tristeza y lamento. |
2 | 6 | Y quitó su tienda como de un huerto, Destruyó el lugar de su congregación: Jehová ha hecho olvidar en Sión solemnidades y sábados, Y ha desechado en el furor de su ira rey y sacerdote. |
2 | 7 | Desechó el Señor su altar, menospreció su santuario, Ha entregado en mano del enemigo los muros de sus palacios: Dieron grita en la casa de Jehová como en día de fiesta. |
2 | 8 | Jehová determinó destruir el muro de la hija de Sión; Extendió el cordel, no retrajo su mano de destruir: Hizo pues, se lamentara el antemuro y el muro; fueron destruídos juntamente. |
2 | 9 | Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos: Su rey y sus príncipes están entre las gentes donde no hay ley; Sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová. |
2 | 10 | Sentáronse en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sión; Echaron polvo sobre sus cabezas, ciñéronse de saco; Las vírgenes de Jerusalem bajaron sus cabezas a tierra. |
2 | 11 | Mis ojos desfallecieron de lágrimas, rugieron mis entrañas, Mi hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. |
2 | 12 | Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad, Derramando sus almas en el regazo de sus madres. |
2 | 13 | ¿Qué testigo te traeré, ó á quién te haré semejante, hija de Jerusalem? ¿A quién te compararé para consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque grande es tu quebrantamiento como la mar: ¿quién te medicinará? |
2 | 14 | Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; Y no descubrieron tu pecado para estorbar tu cautiverio, Sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. |
2 | 15 | Todos los que pasaban por el camino, batieron las manos sobre ti; Silbaron, y movieron sus cabezas sobre la hija de Jerusalem, diciendo: ¿Es ésta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra? |
2 | 16 | Todos tus enemigos abrieron sobre ti su boca, Silbaron, y rechinaron los dientes; dijeron: Devoremos: Cierto éste es el día que esperábamos; lo hemos hallado, vímoslo. |
2 | 17 | Jehová ha hecho lo que tenía determinado, Ha cumplido su palabra que él había mandado desde tiempo antiguo: Destruyó, y no perdonó; Y alegró sobre ti al enemigo, Y enalteció el cuerno de tus adversarios. |
2 | 18 | El corazón de ellos clamaba al Señor: Oh muro de la hija de Sión, echa lágrimas como un arroyo día y noche; No descanses, ni cesen las niñas de tus ojos. |
2 | 19 | Levántate, da voces en la noche, en el principio de las velas; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos á él por la vida de tus pequeñitos, Que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles. |
2 | 20 | Mira, oh Jehová, y considera á quién has hecho así. ¿Han de comer las mujeres su fruto, los pequeñitos de sus crías? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta? |
2 | 21 | Niños y viejos yacían por tierra en las calles; Mis vírgenes y mis mancebos cayeron a cuchillo: Mataste en el día de tu furor, degollaste, no perdonaste. |
2 | 22 | Has llamado, como a día de solemnidad, mis temores de todas partes; Y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo: Los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó |
3 | 1 | YO soy el hombre que ha visto aflicción en la vara de su enojo. |
3 | 2 | Guióme y llevóme en tinieblas, mas no en luz. |
3 | 3 | Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día. |
3 | 4 | Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos. |
3 | 5 | Edificó contra mí, y cercóme de tósigo y de trabajo. |
3 | 6 | Asentóme en oscuridades, como los ya muertos de mucho tiempo. |
3 | 7 | Cercóme por todos lados, y no puedo salir; agravó mis grillos. |
3 | 8 | Aun cuando clamé y dí voces, cerro los oídos a mi oración. |
3 | 9 | Cercó mis caminos con piedra tajada, torció mis senderos. |
3 | 10 | Como oso que acecha fué para mí, como león en escondrijos. |
3 | 11 | Torció mis caminos, y depedazóme; tornóme asolado. |
3 | 12 | Su arco entesó, y púsome como blanco a la saeta. |
3 | 13 | Hizo entrar en mis riñones las saetas de su aljaba. |
3 | 14 | Fuí escarnio á todo mi pueblo, canción de ellos todos los días. |
3 | 15 | Hartóme de amarguras, embriagóme de ajenjos. |
3 | 16 | Quebróme los dientes con cascajo, cubrióme de ceniza. |
3 | 17 | Y mi alma se alejó de la paz, olvidéme del bien. |
3 | 18 | Y dije: Pereció mi fortaleza, y mi esperanza de Jehová. |
3 | 19 | Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel. |
3 | 20 | Tendrálo aún en memoria mi alma, porque en mí está humillada. |
3 | 21 | Esto reduciré á mi corazón, por lo cual esperaré. |
3 | 22 | Es por la misericordia de Jehová que no somos consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. |
3 | 23 | Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. |
3 | 24 | Mi parte es Jehová, dijo mi alma; por tanto en él esperaré. |
3 | 25 | Bueno es Jehová á los que en él esperan, al alma que le buscare. |
3 | 26 | Bueno es esperar callando en la salud de Jehová. |
3 | 27 | Bueno es al hombre, si llevare el yugo desde su mocedad. |
3 | 28 | Sentaráse solo, y callará, porque lo llevó sobre sí. |
3 | 29 | Pondrá su boca en el polvo, por si quizá hay esperanza. |
3 | 30 | Dará la mejilla al que le hiriere; hartaráse de afrenta. |
3 | 31 | Porque el Señor no desechará para siempre: |
3 | 32 | Antes si afligiere, también se compadecerá según la multitud de sus misericordias. |
3 | 33 | Porque no aflige ni congoja de su corazón á los hijos de los hombres. |
3 | 34 | Desmenuzar bajo de sus pies todos los encarcelados de la tierra, |
3 | 35 | Hacer apartar el derecho del hombre ante la presencia del Altísimo, |
3 | 36 | Trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo sabe. |
3 | 37 | ¿Quién será aquel que diga, que vino algo que el Señor no mandó? |
3 | 38 | ¿De la boca del Altísimo no saldrá malo y bueno? |
3 | 39 | ¿Por qué murmura el hombre viviente, el hombre en su pecado? |
3 | 40 | Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová. |
3 | 41 | Levantemos nuestros corazones con las manos a Dios en los cielos. |
3 | 42 | Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste. |
3 | 43 | Desplegaste la ira, y nos perseguiste; mataste, no perdonaste. |
3 | 44 | Te cubriste de nube, porque no pasase la oración nuestra. |
3 | 45 | Raedura y abominación nos tornaste en medio de los pueblos. |
3 | 46 | Todos nuestros enemigos abrieron sobre nosotros su boca. |
3 | 47 | Temor y lazo fué para nosotros, asolamiento y quebrantamiento. |
3 | 48 | Ríos de aguas echan mis ojos, por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo. |
3 | 49 | Mis ojos destilan, y no cesan, porque no hay alivio, |
3 | 50 | Hasta que Jehová mire y vea desde los cielos. |
3 | 51 | Mis ojos contristaron mi alma, por todas las hijas de mi ciudad. |
3 | 52 | Mis enemigos me dieron caza como á ave, sin por qué. |
3 | 53 | Ataron mi vida en mazmorra, pusieron piedra sobre mí. |
3 | 54 | Aguas de avenida vinieron sobre mi cabeza; yo dije: Muerto soy. |
3 | 55 | Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda. |
3 | 56 | Oiste mi voz; no escondas tu oído á mi clamor, para mi respiro |
3 | 57 | Acercástete el día que te invoqué: dijiste: No temas. |
3 | 58 | Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida. |
3 | 59 | Tú has visto, oh Jehová, mi agravio; defiende mi causa. |
3 | 60 | Tú has visto toda su venganza; todos sus pensamientos contra mí. |
3 | 61 | Tú has oído el oprobio de ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí; |
3 | 62 | Los dichos de los que contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día. |
3 | 63 | Su sentarse, y su levantarse mira: yo soy su canción. |
3 | 64 | Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos. |
3 | 65 | Dales ansia de corazón, tu maldición á ellos. |
3 | 66 | Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh Jehová. |
4 | 1 | ¡COMO se ha oscurecido el oro! ¡Cómo el buen oro se ha demudado! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles. |
4 | 2 | Los hijos de Sión, preciados y estimados más que el oro puro, ¡Cómo son tenidos por vasos de barro, obra de manos de alfarero! |
4 | 3 | Aun los monstruos marinos sacan la teta, dan de mamar a sus chiquitos: La hija de mi pueblo es cruel, como los avestruces en el desierto. |
4 | 4 | La lengua del niño de teta, de sed se pegó á su paladar: Los chiquitos pidieron pan, y no hubo quien se lo partiese. |
4 | 5 | Los que comían delicadamente, asolados fueron en las calles; Los que se criaron en carmesí, abrazaron los estercoleros. |
4 | 6 | Y aumentóse la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, Que fué trastornada en un momento, y no asentaron sobre ella compañías. |
4 | 7 | Sus Nazareos fueron blancos más que la nieve, más lustrosos que la leche. Su compostura más rubicunda que los rubíes, más bellos que el zafiro: |
4 | 8 | Oscura más que la negrura es la forma de ellos; no los conocen por las calles: Su piel está pegada á sus huesos, seca como un palo. |
4 | 9 | Más dichosos fueron los muertos á cuchillo que los muertos del hambre; Porque éstos murieron poco á poco por falta de los frutos de la tierra. |
4 | 10 | Las manos de las mujeres piadosas cocieron á sus hijos; Fuéronles comida en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo. |
4 | 11 | Cumplió Jehová su enojo, derramó el ardor de su ira; Y encendió fuego en Sión, que consumió sus fundamentos. |
4 | 12 | Nunca los reyes de la tierra, ni todos los que habitan en el mundo, Creyeron que el enemigo y el adversario entrara por las puertas de Jerusalem. |
4 | 13 | Es por los pecados de sus profetas, por las maldades de sus sacerdotes, Que derramaron en medio de ella la sangre de los justos. |
4 | 14 | Titubearon como ciegos en las calles, fueron contaminados en sangre, De modo que no pudiesen tocar á sus vestiduras. |
4 | 15 | Apartaos ¡inmundos!, les gritaban, Apartaos, apartaos, no toquéis. Cuando huyeron y fueron dispersos, dijeron entre las gentes: Nunca más morarán aquí |
4 | 16 | La ira de Jehová los apartó, no los mirará más: No respetaron la faz de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los viejos. |
4 | 17 | Aun nos han desfallecido nuestros ojos tras nuestro vano socorro: En nuestra esperanza aguardamos gente que no puede salvar. |
4 | 18 | Cazaron nuestro pasos, que no anduviésemos por nuestras calles: Acercóse nuestro fin, cumpliéronse nuestros días; porque nuestro fin vino. |
4 | 19 | Ligeros fueron nuestros perseguidores más que las águilas del cielo: Sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos pusieron emboscada. |
4 | 20 | El resuello de nuestras narices, el ungido de Jehová, De quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las gentes: fué preso en sus hoyos. |
4 | 21 | Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Hus: Aun hasta ti pasará el cáliz; embriagarte has, y vomitarás. |
4 | 22 | Cumplido es tu castigo, oh hija de Sión: Nunca más te hará trasportar. Visitará tu iniquidad, oh hija de Edom; Descubrirá tus pecados. |
5 | 1 | ACUÉRDATE, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido: Ve y mira nuestro oprobio. |
5 | 2 | Nuestra heredad se ha vuelto á extraños, Nuestras casas á forasteros. |
5 | 3 | Huérfanos somos sin padre, Nuestras madres como viudas. |
5 | 4 | Nuestra agua bebemos por dinero; Nuestra leña por precio compramos. |
5 | 5 | Persecución padecemos sobre nuestra cerviz: Nos cansamos, y no hay para nosotros reposo. |
5 | 6 | Al Egipcio y al Asirio dimos la mano, para saciarnos de pan. |
5 | 7 | Nuestros padres pecaron, y son muertos; Y nosotros llevamos sus castigos. |
5 | 8 | Siervos se enseñorearon de nosotros; No hubo quien de su mano nos librase. |
5 | 9 | Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan Delante del cuchillo del desierto. |
5 | 10 | Nuestra piel se ennegreció como un horno A causa del ardor del hambre. |
5 | 11 | Violaron á las mujeres en Sión, A las vírgenes en las ciudades de Judá. |
5 | 12 | A los príncipes colgaron por su mano; No respetaron el rostro de los viejos. |
5 | 13 | Llevaron los mozos á moler, Y los muchachos desfallecieron en la leña. |
5 | 14 | Los ancianos cesaron de la puerta, Los mancebos de sus canciones. |
5 | 15 | Cesó el gozo de nuestro corazón; Nuestro corro se tornó en luto. |
5 | 16 | Cayó la corona de nuestra cabeza: ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos. |
5 | 17 | Por esto fué entristecido nuestro corazón, Por esto se entenebrecieron nuestro ojos: |
5 | 18 | Por el monte de Sión que está asolado; Zorras andan en él. |
5 | 19 | Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre: Tu trono de generación en generación. |
5 | 20 | ¿Por qué te olvidarás para siempre de nosotros, Y nos dejarás por largos días? |
5 | 21 | Vuélvenos, oh Jehová, á ti, y nos volveremos: Renueva nuestros días como al principio. |
5 | 22 | Porque repeliendo nos has desechado; Te has airado contra nosotros en gran manera. |